lunes, 9 de febrero de 2015


Marisa


      Definida por Célestin Freinet, su principal impulsor, como un "compartir toda la vida de los niños por medio de la expresión escrita de los descubrimientos, los sentimientos, las alegrías, los asombros ante los hechos de la vida cotidiana", la correspondencia interescolar era una actividad muy generalizada en las escuelas de la década de 1930.

     La costumbre de cartearse con otros niños que vivieran en distintos países, y más concretamente en Rusia, no nace con las evacuaciones infantiles a ese país; la guerra civil española intensificó las relaciones y consolidó el hermanamiento ya existente entre la infancia de ambos países.

      Todas las cartas cruzadas entre escolares de distintas naciones se redactaban en el aula y, por lo general, de forma colectiva, aunque solían ser los más aventajados en escritura quienes se encargaban de fijar las letras sobre el papel; los más duchos en dibujo, de ilustrar las misivas, si es que se daba el caso; y los más habilidosos en manualidades, de confeccionar materialmente y adornar la carta cuando procedía.


Portada de El Cantábrico del 18 de marzo de 1937. (Colección propia)

      Consciente de que la carta que debía escribir a los niños de las escuelas de Moscú en nombre de sus compañeros de la escuela de Ruiloba, un pueblecito de Santander, iba a ser el centro de muchas miradas, la niña María Luisa Alvarez puso todo su empeño en su redacción.

Maria Luisa Alvarez, sentada, junto a sus hermanos Etna, Maria Luz y Fernando.

    Su escritura limpia, legible y sin apenas faltas de ortografía hace incluso sospechar que la maestra pudo ayudarla. El fin de la misiva era agradecer a los escolares moscovitas el envío de una caja de bombones desde Rusia, todo un acontecimiento en tiempos de carestía.

      Fue confeccionada como un cuadernillo de cinco páginas in-octavo en disposición apaisada, cosidas con un hilo de lana rojo y acompañadas de una portada conformada por un triángulo trazado con los tres colores de la bandera republicana. Enmarcado por el triángulo estaba el siguiente texto: "1937/UHP/VIVA LA URSS", en mayúsculas adornadas y seguido de la firma de la alumna. Un día antes de que María Luisa escribiese la carta había partido de Santander la primera expedición a Rusia de niños españoles. El texto de la carta era el siguiente:

ESPAÑA-SANTANDER-RUILOBA-18-III-1937

A los niños de Rusia que nos mandaron bombones.
Hermanitos rusos: No acertamos a deciros lo mucho que nos han gustado los bombones que cariñosamente nos habéis enviado. ¡Muchas gracias!
Como hay esta guerra tan terrible no recordábamos a que sabían las golosinas, pero en vuestros bombones hemos saboreado tres cosas muy buenas: nos han sabido a fraternidad, a igualdad y a progreso, y los comimos pensando en la Paz y en el triunfo de la democracia. Por tanto, hemos quedado muy contentos y unidos a vosotros y os prometemos aplicarnos mucho para ser útiles a nuestra Patria y corresponder a vuestras atenciones.

Carta enviada por María Luisa Alvarez

      La carta se envió, como reza en el sobre, al camarada Miguel Morán, entonces consejero de Cultura de la provincia de Santander, con una nota en el margen superior izquierdo que decía: "Se ruega haga llegar las cuartillas adjuntas a los niños de Rusia".

   Como ocurrió con casi todas las cartas analizadas en este trabajo, estas cuartillas cosidas no llegaron nunca a sus destinatarios y se conservan, junto con otras muchas cartas que corrieron igual suerte, en la Sección Político-Social de Santander del Centro Documental de la Memoria Histórica. Es decir, o fueron interceptadas por la censura o fueron requisadas en algún momento por las autoridades franquistas al ir avanzando posiciones en el norte.

Multa al padre de Maria Luisa, por no enviarla a clase en 1932.

CDMH, P.S. Santander, serie "CU", caja 2, carpeta 23, documentos núms. 1 al 3. Carta enviada por María Luisa Alvarez, alumna de la Escuela de Ruiloba (Santander), a los niños de las escuelas de Moscú. Ruiloba, 18 de marzo de 1937.

Bibliografía:

Un mundo de cartas
Del libro "Palabras huérfanas. Los niños y la guerra civil"
Verónica Sierra (Ed. Taurus)

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